Hubo un largo tiempo en el que Ibiza y Formentera, como otras islas y puntos costeros del Mediterráneo, sufrieron los ataques, saqueos y razias de los piratas berberiscos, quienes estuvieron especialmente activos desde el siglo XVI hasta el XVIII, aunque su peligro no decaería hasta principios del siglo siguiente. Por este motivo, se construyeron torres vigía en diversos puntos de la costa de ambas islas con el objetivo de alertar a la población en cuanto se aproximaban naves enemigas. En la actualidad en Ibiza se conservan siete torres de este tipo, una de ellas en el municipio de Santa Eulària des Riu: la Torre d’en Valls, también conocida como la Torre de Campanitx. El paseo hasta ella no sólo permite descubrir cómo eran estas edificaciones sino también disfrutar de unas fantásticas vistas sobre el islote de Tagomago, situado tan sólo a una milla de distancia de este punto de la costa.

Levantada muy cerca de la calita de Pou des Lleó, en un extremo del cabo Roig, para llegar hasta la Torre d’en Valls simplemente hay que seguir el camino señalizado que parte desde la misma cala. Aunque se puede llegar en coche hasta las proximidades de la torre, lo más apropiado es ir caminando para poder disfrutar así de un agradable paseo por la naturaleza. La Torre d’en Valls se edificó en 1763 y la apariencia actual es fruto de una reconstrucción, ya que justo un siglo después la torre voló en pedazos al explotar su reserva de pólvora por accidente. Los rumores siempre sostuvieron que fue un ajuste de cuentas entre vecinos, pero en cualquier caso, por aquella época las torres vigía empezaban a perder su utilidad. Nunca se volvió a levantar hasta el año 1982, cuando se reconstruyó.